La gente, ahora, se muere por causas diferentes de las de hace dos décadas. Las enfermedades infecciosas han dejado paso a otros males. Y además, las causas de muerte no son las mismas en unos y otros países. A estas y otras interesantes conclusiones ha llegado un estudio cuyos resultados ha publicado la revista científica The Lancet.
El informe en el que se presentan los resultados se titula “The Global Burden of Disease” (en castellano algo así como “La carga global de enfermedad”). Se trata del mayor esfuerzo realizado nunca para conocer el estado de salud de la población mundial. El proyecto ha sido de enormes dimensiones: 500 investigadores de 50 países han contribuido al estudio. En él analizan la prevalencia de las enfermedades y otras causas de muerte en el mundo en el año 2010 y comparan los datos con otros equivalentes de 1990. Su conclusión más relevante es que hay enfermedades infecciosas que están siendo combatidas con éxito, y gracias a ello, se están salvando las vidas de millones de niños en el mundo. Sin embargo, los seres humanos, en conjunto, vivimos más años enfermos o con alguna discapacidad que sanos.
![BMI Distribución mundial del índice de masa corporal](http://eitb.bikuma.com/wp-content/uploads/sites/38/2013/01/BMI.png)
Distribución mundial del índice de masa corporal
La conclusión más llamativa del es que, por primera vez en la historia de la medicina, el sobrepeso provoca una mayor pérdida de años de vida saludable que los que se pierden por culpa de la falta de alimento. En el año 1990 la malnutrición era la principal causa de enfermedad en el mundo [medido su efecto como el número de años de vida saludable que una persona tipo puede esperar perder como consecuencia de una enfermedad o de muerte temprana]. En aquel año, un alto índice de masa corporal (IMC o BMI, en inglés) era el décimo factor en el ranking. En 2010, sin embargo, la malnutrición ha caído al octavo lugar, mientras que el IMC alto ha subido al sexto lugar como causa de enfermedad. El sobrepeso, por sus efectos sobre la tensión arterial y los accidentes cardiovasculares, es responsable de una cuarta parte de todas las muertes en el mundo. Y aunque muchos piensen que ese es un problema que se limita a los países occidentales, en realidad alcanza a muchos más países.
![People_living_with_HIV_AIDS_world_map Personas que viven infectadas con VIH](http://eitb.bikuma.com/wp-content/uploads/sites/38/2013/01/People_living_with_HIV_AIDS_world_map-1024x473.png)
Personas que viven infectadas con VIH
Las enfermedades infecciosas ya no son lo que eran. Es cierto que los países del África subsahariana todavía sufren altos niveles de mortalidad debido a esas enfermedades, como el sida o la malaria, pero en términos globales se han reducido de forma importante. De hecho, la reducción en la mortalidad ligada a las enfermedades infecciosas deja a la obesidad, tabaquismo y alcoholismo como las causas de mortalidad prematura que más prevalencia tendrán en el futuro.
El alcohol ejerce efectos devastadores sobre la salud pública. En Latinoamérica el alcoholismo se ha convertido durante las dos últimas décadas en el principal factor que reduce los años de vida saludable, y en Europa oriental es responsable de la cuarta parte de la “carga de enfermedad”. El efecto del alcoholismo es tan importante que la esperanza de vida masculina ha descendido en Ucrania y en Bielorrusia por esa causa. Al parecer, ese fenómeno es debido a que con la caída del régimen comunista de la antigua Unión Soviética se redujeron los esfuerzos públicos para limitar el consumo de alcohol. El tabaquismo, por su parte, también es fuente importante de pérdida de años de vida saludable, sobre todo en países en desarrollo como la India y Bangladesh, donde fuma entre el 50 y 60% de los hombres.
En conjunto, dos terceras partes de la población mundial morirá por causa de factores diferentes de las enfermedades infecciosas. Cáncer y enfermedades cardiovasculares serán las principales causas de muerte, pero también en estas cuestiones hay curiosas diferencias entre hombres y mujeres. El SIDA es hoy la principal causa de muerte de las mujeres en el mundo: un 14,4% de las muertes femeninas las provoca el VIH y un 10,7% mueren por enfermedades cardiovasculares. La mayoría de los hombres (el 12,8%), sin embargo, mueren por culpa del corazón o del sistema vascular; a continuación está el SIDA, con un 10,7% de todas las muertes masculinas. Y lo más curioso es que los accidentes de tráfico son también un factor causante de mortalidad muy importante en los hombres: otro 10,7% muere por esa causa (sólo el 0,5% de las mujeres mueren en accidentes de tráfico).
Además de los factores ya vistos, la falta de actividad física junto con dietas inadecuadas, -como por ejemplo, el excesivo contenido en sodio de las comidas y la falta de frutas-, son responsables del 10% de los años de vida saludables perdidos en todo el mundo. Reducir el contenido en sal de las comidas no tendría por qué ser muy difícil; hace falta formación e información. Pero comer más frutas y vegetales frescos es más complicado, porque por su condición, son alimentos estacionales en cada zona y traerlos de lejos resulta caro. El elemento económico, en este caso, es importante, ya que como vimos aquí, las subidas en el precio de las frutas pueden tener consecuencias negativas en la salud.
Los cambios en los factores causantes de mortalidad, no obstante, no pueden ocultar un hecho muy importante, como es que en las últimas décadas la esperanza de vida en el planeta y en casi todas sus regiones ha aumentado de forma espectacular. Son varias las razones por las que ocurre eso, pero quizás la más importante es que la mortalidad infantil, nunca ha sido tan baja.
En efecto, vivimos más años. Hay países donde el aumento de la esperanza de vida ha sido espectacular. En las Maldivas, por ejemplo, se ha elevado en casi 30 años desde 1970. Otros dos países con un crecimiento enorme han sido Bangladesh (+24’1) e Irán (+21,3), y en todos estos casos, se ha debido, principalmente, a la implantación de programas de salud rural. La infancia es el segmento de población que más se ha beneficiado de las medidas adoptadas, que han resultado especialmente eficaces para neutralizar las complicaciones y problemas en los partos y para combatir infecciones y las causas y los efectos de las diarreas. La proliferación de los sistemas de saneamiento y la mejora en la disponibilidad de agua potable han sido de especial importancia. Como consecuencia, la tasa de mortalidad infantil en el intervalo de 0 a 5 años ha experimentado una caída de un 60%. El cambio ha sido espectacular, y ha ocurrido de forma muy rápida.
En todo tiempo y lugar han sido y son más los que afirman que la humanidad está cada vez peor. Cada vez más hambre, cada vez más guerras, cada vez mas muertos en las guerras, cada vez más gente enferma, más contaminación, menos recursos naturales, etc. Y sin embargo, esas afirmaciones o son falsas o necesitan ser matizadas. Porque sí, es cierto que cada vez hay más gente en el planeta y que eso está conduciendo a un uso intensivo de recursos naturales que puede, quizás, acabar con alguno de ellos. Pero a la vez que ocurre eso, ocurren también otras cosas que van en la dirección contraria: cada vez hay menos guerras y muere menos gente en las guerras; cada vez hay menos mortalidad debida a agentes infecciosos; cada vez se producen más alimentos y el porcentaje de personas que pasa hambre disminuye; cada vez más personas tiene acceso a agua potable y dispone de sistemas de saneamiento. Y gracias a todo ello, cada vez vive la gente más años y vive mejor. Nadie puede asegurar que en el futuro las cosas seguirán mejorando. Ni lo contrario.
Fuente: New Scientist 22/29 December 2012 Nº 2896/2897, basado en el informe: The Gobal Burden of Disease Study